" I became insane, with long intervals of horrible sanity"



Edgar Allan Poe


domingo, 5 de junio de 2011

Lost In Lust I

No sé cómo llegue a esta habitación lujosa y cómoda, pero sé que estoy aquí porque quise que me trajeran.

Acostada en una gran cama, mi vista algo borrosa, tal vez por la niebla londinense de la madrugada luciéndose en las ventanas, divisa lo poco que quedo de mi vestido sobre una silla y un corsé deteriorado en el piso.

El vago sonido de un piano fue el que me despertó, un hermoso preludio de Chopin que lo había escuchado desde niña pero que nunca logre interpretarlo por completo.

Cuando me disponía a levantarme para ver quien tocaba, la melodía se detuvo. Volví a recostarme, cubrí mi rostro con el cabello y fingí seguir durmiendo, mientras escuchaba unos suaves pasos que parecían marcar el compás del preludio que toco y luego una caricia fría retiro mis desordenados cabellos oscuros del rostro hasta llegar a mi mejilla,lo cual altero mis nervios hasta que una voz grave parecida a un chelo me dijo: “- Al fin despiertas”, con un miedo enorme abrí los ojos y pude ver los suyos. Unos ojos azules en una faz blanca, sus cabellos eran castaños y lacios.

Al acabar de examinar su rostro, un fuerte dolor llego a mi cabeza, junto con varios destellos e imágenes confusas y oscuras; me vi con mis brazos amarrados, estaba confundida en medio de muchas personas con camisas de fuerza que gritaban, a lo lejos vi un asilo y en medio de la calle lo vi a él, mirando entre lagrimas como me arrastraban a ese lugar.

Con la misma velocidad de un rayo mis ojos y mi mente se coordinaron de nuevo en la habitación. Al ver mi cuerpo temblar frenéticamente, él me estrecho contra su pecho y me sujeto los brazos hasta que me calmara y logre hacerlo cuando me dijo al oído: “Has sido fuerte, sigues viva después de haber entrado ahí. Dicen que los enfermos del asilo pierden sus recuerdos, pero espero que no me hayas olvidado aun…”.

Luego sus finos labios besaron los míos. En ese momento me paralice y por un momento creí desmayarme pero cuando mi vista se nublo de inmediato escuche en medio de voces, a mi propia voz diciendo “Vincent”. El eco e su nombre retumbo en mi mente hasta que recordé nuestros encuentros, despojados de toda apariencia y cuestiones de clase o ropa….

Mi mente había pasado por un limbo exótico de emociones, pero luego me percate de que sus labios ya no me besaban, su tono preocupado llamándome a cada momento, desperté y en un suspiro acelerado le dije: “Gracias Vincent”, la sonrisa mezquina y torcida que lo caracterizaba me recordó a sus palabras misteriosas e historias locas.

El silencio se apodero de nosotros por unos momentos, solo sus ojos parecían hablar. De inmediato el silencio se rompió cuando me recostó sobre la cama y esos labios me dijeron: “-Viólame…”

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