No se cómo volví a este callejón el mismo día que se presentó tu enigma...o tal vez no me he movido desde entonces. ¿Qué día fue?..martes, miércoles...Lunes!. Sólo se que fue abril por la tarde, no puedo olvidar sus características lluvias.
Sigo esperando el recordar cómo llegué aqui, mi nombre, mi aspecto...si ya viví o morí. Hay mucha gente caminando, muchos zapatos pasando, muchas pisadas, tropiezos y algunos que traen monedas del cielo, no se por qué... pero no duran mucho tiempo aquí. Que envidia...todos recuerdan lo que hacen y pueden seguir su camino, yo...aún no.
No es que tenga mala memoria es solo que jamás he visto la cara de los que transitan por esta calle. recuerdo las pisadas y maneras de andar de la gente, sus gustos, su estado de ánimo durante el día y he dibujado el suelo en todos los colores imaginables, pero entre tanto espero solo ver a unas pisadas en particular...las de unas botas de cuero negras muy viejas y gastadas y unos pantalones de casimir del mismo color pero perfectamente limpios y nítidos, incluso mejor que la de muchos ricachones del sector.
El ritmo de esas pisadas era muy calmado, no recuerdo algun tropiezo pero si un viejo reloj de plata que se le cayó mientras pasaba frente a mí, su mano delataba el comienzo de su adultez. Tuve la posibilidad de ver su rostro pero no lo hice, me lleno el miedo de explorar más alla de lo debido. No quise saber si vió mi cara, no quiero pensar en eso.
Desde esa ocasión ese hombre ha pasado por la misma calle con su paso calmado, excepto hoy cuando escribo esta nota en un pedazo de periódico empapado. La lluvia borrará lo que he plasmado, así como el tiempo y la vista gacha a mis memorias.
Atentamente,
la mujer que no miró hacia arriba.
