
" I became insane, with long intervals of horrible sanity"
Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe
domingo, 8 de enero de 2012
martes, 3 de enero de 2012
Carta al Oraculo
Faroles encendidos en las calles, una ventana, papeles, notas y vino .. son las cosas que pueden regresarme a una de mis probables vidas pasadas, (si es que eso existe), si fui alguna vez la causa de un poema, o el poeta que no encontro causa...
si fui la guitarra que lloro tantas letras o la letra que se perdio en una serenata interrumpida...
¿seria yo alguna vez el sereno protector de las animas y romances pueriles, o las paredes que soportaban los resos en un convento.?
¿seria yo otro error cronologico de nacimientos? ¿que hago aqui? ¿que hice alla? ¿puede el mismo corazon latir por el mismo ser y con la misma fuerza que hace 100 años?
.. Almas reciclables... la mia ya tiene canas..
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En el Sanatorio,
La Puerta en el Desierto
jueves, 29 de diciembre de 2011
,
Mi dedo sobre un boton y el mismo compas de ocho tiempos una y otra vez,
mis ojos ya no me dicen lo que ven, solo lo que quieren ver...
ni siquiera mis pupilas logran captarte, apenas tu sombra en el umbral de mi puerta.
¿Es que no soportas verme asi?
las llagas de mi espalda dirian lo mismo,
tu silencio y los coros de arabia son los unicos que me hacen compania
No se si he partido o si aun no he llegado,
pero se que estoy viva...
Si no hablo es porque mi lengua esta escribiendo
y el alma esta tragando toda esa saliva...
No hay blanco ni negro en la nada, solo sonidos y sombras..
demasiada agua.. demasiado aire ..
¿puedes verme?.. ¿puedes escucharme?
jueves, 3 de noviembre de 2011
Amén
Y si un día encuentro en tu vientre
mil espejos con tu sola imagen,
y mis panfletos olvidados en el suelo
cerca de los dulces casuales de la cena.
Y si en mi pecho hay solo arena gris
que se derrama en cada silencio,
y desnuda mis huesos que cautivan
con su misera apariencia de marfil.
Y si mi sangre hoy tiene otro color
y mi mundo otro idioma
entonces, ¿dónde estara mi paz?
entonces, ¿qué puertas se abriran?
Mientras tanto el reloj de arena continua con su perpetuo tono de campanilla hasta que la montaña bese a la luna
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Desvarios,
La Puerta en el Desierto
viernes, 1 de julio de 2011
Declaración Gramática
Pasaste de ser un pronombre personal (muy personal) a sujeto,
De sujeto a complemento
De complemento a verbo y
De verbo a primera persona
Significante de siete letras,
A momentos pasas a ser una vulgar preposición,
Dependiente, y sin sentido,
que se creó para que el discurso lo tenga ...
Al final siempre resultas en dos letras:
T-U
domingo, 5 de junio de 2011
Lost In Lust II
“Viólame…!” esa palabra en su boca tuvo en mi un deleite extraño, el único reflejo que pude tener fue colocar mis dedos sobre su rostro y rozar sus labios mientras repetía esa palabra.
Se acerco a mi cuello y mientras sus besos encendían mi libido, sus manos empezaron a quitarme el camisón de encajes que llevaba puesta, rozo mi espalda y sin intención toco una pequeña herida en mi hombro izquierdo, lo que hizo que lanzara un gemido de dolor que de forma extraña elevo mi éxtasis.
Mi cuerpo sobre el suyo se ilumino con el débil color del alba, su pecho entero fue para mí, me sacie de él hasta donde pude y en su cuello el latir de sus venas fue un verdadero placer. Tome su pañuelo, vende esos ojos que me desconcertaban e hice que su boca y lengua conocieran mejor mi cuerpo.Tanto tiempo de frio y maltrato habían sido recompensados con un solo amanecer.
Mientras tomaba sus manos y creía tener el control, giro sobre mí y al quitarle la venda, vi en sus pupilas en brillo escarlata, como el de los rubíes relatados en libros de aventuras… Dicen que ese brillo es característico de la lujuria, uno de los pecados más prohibidos en la época, pero a la vez tan sublimes.
Hace mucho que considerábamos a ese pecado como una bendición, y así también era una bendición para mí, ver como se mordía el labio al verme a su merced bajo su cuerpo.
Mis piernas temblaban no sé bien si de temor o placer, pero la quietud llego de forma súbita cuando sus dedos llegaron a mis muslos y como efecto de hipnotismo mi alma y mi cuerpo se prepararon para recibirlo.
El clímax, el frenesí se hicieron eco en nuestras voces. Jadeos y orgasmos se acoplaban al ritmo de un vals, y los coros de Sodoma homenajeaban nuestro acto. Tras cada beso y mordida, aplausos y ovaciones.
La sinfonía de dos escapistas de reglas absurdas y etiquetas sin sentido. Dos libertinos, dos dementes unidos por un mal llamado pecado. Dos seres ocultos en la noche y durmiendo con el sol….
:::::::
El seco sonido del hierro me despertó, y un soplo frio volvió a mis pies. Acurrucada en una esquina de mi celda y mis manos atadas con una cinta roja y un pequeño dije de rubí; aquella cinta pasaba por una pequeña grieta a la celda vecina y al mirar advertí a mi amado Vincent con el otro extremo en sus manos.
El no aparto su mirada de mi rostro petrificado, no podía creer que él estuviera ahí. El pánico subía punzante por mi nuca y mi respiración se agitaba más y más.
Vincent cerró sus ojos y empecé a sentir su mano cálida sobre mi rostro, fue como si su cuerpo atravesara el grueso muro. Poco a poco la calma aplaco el ataque y una vez recuperado el consuelo, mire esa sonrisa torcida característica de él para luego escucharle decir: “-Volveremos….”
Se acerco a mi cuello y mientras sus besos encendían mi libido, sus manos empezaron a quitarme el camisón de encajes que llevaba puesta, rozo mi espalda y sin intención toco una pequeña herida en mi hombro izquierdo, lo que hizo que lanzara un gemido de dolor que de forma extraña elevo mi éxtasis.
Mi cuerpo sobre el suyo se ilumino con el débil color del alba, su pecho entero fue para mí, me sacie de él hasta donde pude y en su cuello el latir de sus venas fue un verdadero placer. Tome su pañuelo, vende esos ojos que me desconcertaban e hice que su boca y lengua conocieran mejor mi cuerpo.Tanto tiempo de frio y maltrato habían sido recompensados con un solo amanecer.
Mientras tomaba sus manos y creía tener el control, giro sobre mí y al quitarle la venda, vi en sus pupilas en brillo escarlata, como el de los rubíes relatados en libros de aventuras… Dicen que ese brillo es característico de la lujuria, uno de los pecados más prohibidos en la época, pero a la vez tan sublimes.
Hace mucho que considerábamos a ese pecado como una bendición, y así también era una bendición para mí, ver como se mordía el labio al verme a su merced bajo su cuerpo.
Mis piernas temblaban no sé bien si de temor o placer, pero la quietud llego de forma súbita cuando sus dedos llegaron a mis muslos y como efecto de hipnotismo mi alma y mi cuerpo se prepararon para recibirlo.
El clímax, el frenesí se hicieron eco en nuestras voces. Jadeos y orgasmos se acoplaban al ritmo de un vals, y los coros de Sodoma homenajeaban nuestro acto. Tras cada beso y mordida, aplausos y ovaciones.
La sinfonía de dos escapistas de reglas absurdas y etiquetas sin sentido. Dos libertinos, dos dementes unidos por un mal llamado pecado. Dos seres ocultos en la noche y durmiendo con el sol….
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El seco sonido del hierro me despertó, y un soplo frio volvió a mis pies. Acurrucada en una esquina de mi celda y mis manos atadas con una cinta roja y un pequeño dije de rubí; aquella cinta pasaba por una pequeña grieta a la celda vecina y al mirar advertí a mi amado Vincent con el otro extremo en sus manos.
El no aparto su mirada de mi rostro petrificado, no podía creer que él estuviera ahí. El pánico subía punzante por mi nuca y mi respiración se agitaba más y más.
Vincent cerró sus ojos y empecé a sentir su mano cálida sobre mi rostro, fue como si su cuerpo atravesara el grueso muro. Poco a poco la calma aplaco el ataque y una vez recuperado el consuelo, mire esa sonrisa torcida característica de él para luego escucharle decir: “-Volveremos….”
Lost In Lust I
No sé cómo llegue a esta habitación lujosa y cómoda, pero sé que estoy aquí porque quise que me trajeran.
Acostada en una gran cama, mi vista algo borrosa, tal vez por la niebla londinense de la madrugada luciéndose en las ventanas, divisa lo poco que quedo de mi vestido sobre una silla y un corsé deteriorado en el piso.
El vago sonido de un piano fue el que me despertó, un hermoso preludio de Chopin que lo había escuchado desde niña pero que nunca logre interpretarlo por completo.
Cuando me disponía a levantarme para ver quien tocaba, la melodía se detuvo. Volví a recostarme, cubrí mi rostro con el cabello y fingí seguir durmiendo, mientras escuchaba unos suaves pasos que parecían marcar el compás del preludio que toco y luego una caricia fría retiro mis desordenados cabellos oscuros del rostro hasta llegar a mi mejilla,lo cual altero mis nervios hasta que una voz grave parecida a un chelo me dijo: “- Al fin despiertas”, con un miedo enorme abrí los ojos y pude ver los suyos. Unos ojos azules en una faz blanca, sus cabellos eran castaños y lacios.
Al acabar de examinar su rostro, un fuerte dolor llego a mi cabeza, junto con varios destellos e imágenes confusas y oscuras; me vi con mis brazos amarrados, estaba confundida en medio de muchas personas con camisas de fuerza que gritaban, a lo lejos vi un asilo y en medio de la calle lo vi a él, mirando entre lagrimas como me arrastraban a ese lugar.
Con la misma velocidad de un rayo mis ojos y mi mente se coordinaron de nuevo en la habitación. Al ver mi cuerpo temblar frenéticamente, él me estrecho contra su pecho y me sujeto los brazos hasta que me calmara y logre hacerlo cuando me dijo al oído: “Has sido fuerte, sigues viva después de haber entrado ahí. Dicen que los enfermos del asilo pierden sus recuerdos, pero espero que no me hayas olvidado aun…”.
Luego sus finos labios besaron los míos. En ese momento me paralice y por un momento creí desmayarme pero cuando mi vista se nublo de inmediato escuche en medio de voces, a mi propia voz diciendo “Vincent”. El eco e su nombre retumbo en mi mente hasta que recordé nuestros encuentros, despojados de toda apariencia y cuestiones de clase o ropa….
Mi mente había pasado por un limbo exótico de emociones, pero luego me percate de que sus labios ya no me besaban, su tono preocupado llamándome a cada momento, desperté y en un suspiro acelerado le dije: “Gracias Vincent”, la sonrisa mezquina y torcida que lo caracterizaba me recordó a sus palabras misteriosas e historias locas.
El silencio se apodero de nosotros por unos momentos, solo sus ojos parecían hablar. De inmediato el silencio se rompió cuando me recostó sobre la cama y esos labios me dijeron: “-Viólame…”
Acostada en una gran cama, mi vista algo borrosa, tal vez por la niebla londinense de la madrugada luciéndose en las ventanas, divisa lo poco que quedo de mi vestido sobre una silla y un corsé deteriorado en el piso.
El vago sonido de un piano fue el que me despertó, un hermoso preludio de Chopin que lo había escuchado desde niña pero que nunca logre interpretarlo por completo.
Cuando me disponía a levantarme para ver quien tocaba, la melodía se detuvo. Volví a recostarme, cubrí mi rostro con el cabello y fingí seguir durmiendo, mientras escuchaba unos suaves pasos que parecían marcar el compás del preludio que toco y luego una caricia fría retiro mis desordenados cabellos oscuros del rostro hasta llegar a mi mejilla,lo cual altero mis nervios hasta que una voz grave parecida a un chelo me dijo: “- Al fin despiertas”, con un miedo enorme abrí los ojos y pude ver los suyos. Unos ojos azules en una faz blanca, sus cabellos eran castaños y lacios.
Al acabar de examinar su rostro, un fuerte dolor llego a mi cabeza, junto con varios destellos e imágenes confusas y oscuras; me vi con mis brazos amarrados, estaba confundida en medio de muchas personas con camisas de fuerza que gritaban, a lo lejos vi un asilo y en medio de la calle lo vi a él, mirando entre lagrimas como me arrastraban a ese lugar.
Con la misma velocidad de un rayo mis ojos y mi mente se coordinaron de nuevo en la habitación. Al ver mi cuerpo temblar frenéticamente, él me estrecho contra su pecho y me sujeto los brazos hasta que me calmara y logre hacerlo cuando me dijo al oído: “Has sido fuerte, sigues viva después de haber entrado ahí. Dicen que los enfermos del asilo pierden sus recuerdos, pero espero que no me hayas olvidado aun…”.
Luego sus finos labios besaron los míos. En ese momento me paralice y por un momento creí desmayarme pero cuando mi vista se nublo de inmediato escuche en medio de voces, a mi propia voz diciendo “Vincent”. El eco e su nombre retumbo en mi mente hasta que recordé nuestros encuentros, despojados de toda apariencia y cuestiones de clase o ropa….
Mi mente había pasado por un limbo exótico de emociones, pero luego me percate de que sus labios ya no me besaban, su tono preocupado llamándome a cada momento, desperté y en un suspiro acelerado le dije: “Gracias Vincent”, la sonrisa mezquina y torcida que lo caracterizaba me recordó a sus palabras misteriosas e historias locas.
El silencio se apodero de nosotros por unos momentos, solo sus ojos parecían hablar. De inmediato el silencio se rompió cuando me recostó sobre la cama y esos labios me dijeron: “-Viólame…”
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